¡Te cuento mis Secretos!

Te cuento mis Secretos!
Las Crónicas de Dorian: Un espacio para dejar volar la Imaginación…

BAM!!! Un puñetazo salió de entre sus manos desnudas encontrando mi nariz, logrando hacer que yo perdiera un poco el equilibrio, quizás no fue tan fuerte como que no lo vi venir, ¡es cierto!, tenía mis ojos en otro lugar…

— ¿Y quién eres tú? Donde está Erick. —Me preguntó apresurada.

— Erick es el pasado, hoy estoy yo, y soy el presente. —Le dije aún sin quitarle la vista de encima — Gracias por ese recibimiento un poco fuerte pero me ha encantado.

— Por como acabas de gritar, no creo que te haya gustado mucho. Y deja de tocarte la nariz que tampoco fue tanto ¡no te va a salir sangre de ningún lado! Solo te rocé. — Respondió sin la más mínima gota de arrepentimiento mientras se apresuraba a ponerse algo de ropa.

A pesar de que aquéllo era totalmente cierto pensaba sacarle todo el partido que pudiese.

— ¿Esto es alguna rutina que tienes? ¿Te desnudas y luego golpeas a tu equipo de trabajo? ¿Quién le sigue? ¿El camarógrafo? ¿La Periodista?… también puedes quedarte como estás, trabajaría mejor de hecho.

— Me estabas mirando descaradamente…

— Por supuesto que te acabo de mirar, si te desnudaste delante de mí, ¿qué quieres? No entiendo qué esperabas que hiciera.

— Pues no lo que hiciste, además pensé que era Erick, y al ver que eras el sustituto interpreté mal.

— Mira sabes qué, si quieres me voy, y que consigan a otra persona si no te sientes cómoda, pero te recuerdo que tu entrevista empieza dentro de dos horas y ya hemos desperdiciado media, tendré que hacer milagros para que tu piel luzca radiante.

— ¿Radiante? ¿Usas palabras como radiante y a la vez…?

— ¿Qué, qué pasa?— la interrumpí un poco agobiado y enseguida comencé a dudar, pero al ver su gesto entendí…

— ¡No me lo puedo creer! ¡Ya sé lo que pasa aquí! Pensaste que soy…Por eso no tuviste reparos a la hora de abrir la puerta desnuda— ¡Lo cuento y no me creen!

Estaba sorprendido de lo que pasaba, y a la vez de aquel pensamiento suyo sabiendo lo que ella representa para la sociedad.

— Esto viniendo de ti es un golpe duro para todas las mujeres, tienes el pensamiento de una persona de hace dos décadas, ¡necesitas modernizar tu mente!.

— ¿No acabas de decir que necesitas tiempo para dejarme… ¡Radiante!? ¿Entonces por qué te demoras? — Me interrumpió como con deseos de terminar aquélla conversación que la había avergonzado un tanto, (se le notaba un tinte de rubor en el rostro).

— Comencemos de una vez, y olvidemos lo que pasó. Y si te sientes mejor, te ofrezco mis disculpas — dijo en voz algo baja.

— Mira, ¿sabes qué?, tienes toda la razón, vamos a olvidar este evento y no te preocupes, no te denunciaré por el puñetazo que me acabas de dar, con la imagen que se me ha quedado grabada en mi cabeza es más que suficiente. Me lo tomaré como el pago por el percance que ha sufrido mi nariz. — Le dije riendo con un tono más amigable y proseguí— Mejor te sientas y comenzamos, ¿Quieres? Tengo aún mucho trabajo…

Comencé a desempacar mis pocas y escasas herramientas, cabían todas en un pequeño estuche.. no necesitaba mucho para hacer lo mío, creía que “menos es más” y eso lo aplicaba diariamente en mi trabajo y en mi vida, mientras, le señalaba a la pequeña dulzura que tenía delante el sillón donde debía sentarse.Yo por mi parte estaba seguro de lo que quería lograr y estaba dispuesto a lograrlo — A ver ¿por dónde empezamos?, ¡qué horror!— la exclamación salió de mi boca a tal velocidad que no pude contenerla.

— ¿Disculpa?— Preguntó un tanto malhumorada, —¿qué es un horror?

— Mmmmm… En tu rostro, sí… — Le contesté y continué fingiendo que la ignoraba completamente mientras intentaba concentrarme..

— Comenzaré por tu rostro, sin duda es el que peor está —seguí diciendo en voz alta, mientras ella se llevaba las manos a sus pómulos, examinándolos detalladamente.

— Gracias a dios es precioso — le comencé a decir — y afortunadamente con unos labios muy seductores, ¡y apetecibles! lo que nos ayuda mucho… pero la piel como tal está en mal estado… luce cansada y apagada, pero cuando termine contigo te verás estupenda, ¡Confía en Mí!

— Por favor no me dejes como un payaso. — me suplicó — Es que no va conmigo.

— Por supuesto que no preciosa, no te hace falta, soy pro de lo natural, es más sensual y hermoso, ¡y así te vas a ver! Pero sí, necesitas unos cuantos retoques, en estos momentos te ves fatal.

— Das tumbos entre la hermosura de mi rostro y el horror que te causa el mismo — me replicó levantando una ceja con cara de pocos amigos, sin evitar que se asomara, al final, un ligera sonrisa — ¿qué debo creer, que me encuentras bella, o que te parezco un desastre?

— ¿Prefieres que te encuentre bella no es cierto?— le susurré suavemente acercándome a su oído.

Mi proximidad ligada a mi tono hizo que tragara un poco en seco y, tratando de relajarse, trató de que no advirtiera su inquietud.— ¿No me vas a responder? — le dije mientras la miraba a los ojos, sosteniendo su mentón mientras acariciaba sus labios con mi dedo — ¡Déjalo, no hace falta, lo acabas de hacer!

Giré lentamente dejándola a mis espaldas para seguir diciendo – Me pareces un desastre bello – concluí continuando con mi trabajo, sin poder evitar ver cómo al mirarme mordía sus labios, revelándome parte de sus instintos más básicos.Al verla hacer aquel pequeño gesto que me revelaba tanto, no pude evitar una sonrisa, y aunque fuese sólo por ver más de aquéllos gestos, pregunté:

¿Te importa si me quito la chaqueta, no estoy muy cómodo con ella?

— No claro, trabaja como desees, ponte cómodo – respondió con la voz entre cortada — Y sin pensarlo mucho y en un solo gesto abrí la cremallera de mi chaqueta y la lancé a una pequeña silla que tenía a mano.

Avancé unos pasos hasta el sillón y sosteniendo su delicado cuello la ayudé a reclinarse lo más que posible, llevándola a estar totalmente recostada al espaldar.

— Comenzaré aplicando algunas de mis recetas, las cuales son secretas claro –comenté sonriendo — para dar un poco de hidratación y luz, es una pena que no realces toda esa belleza, ¡Creo que podría ayudarte con eso! Y con lo otro… si lo deseas.

— ¿Puedes?, ¿Y… cómo me ayudarías? – añadió levantándose del sillón, logrando que yo retrocediera unos pasos, acercándose más, y más, logrando dejarme en evidencia.Fugazmente por mi mente cruzó la imagen que tuve al llegar al camerino, aquélla que no me paralizó antes lo hacía ahora, consiguiendo que se perdiera el horizonte de quién conquistaba a quién, invadiendo mi espacio personal, aproximándose a mi cuerpo de forma pícara y atrevida.

— ¿Ahora eres tú quien no responde?

— Pues mira, te puedo hacer descubrir mucho más de lo que crees saber. Para comenzar, te ayudaría a expandir la mente, la tienes un poquito cerrada y eso va en tu contra, puedes decepcionar a más de los que crees, y para seguir tengo justo lo que necesitas para tu rostro y tu piel, pienso cubrir todas tus necesidades, claro está si así lo deseas… ¡Te contaré mis secretos!

— ¿De veras estoy tan mal?— Exclamó acercando su rostro a un espejo, dando un salto a la realidad.

— Oh no, eres perfecta — le susurré posicionándome detrás, pegando mi cuerpo al suyo, tomándola de la cintura — eres sexi, atrevida, con un cuerpo precioso y un poco ruda, algo que muchos agradecemos de vez en cuando. ¡Pero no le sacas partido a todo lo que tienes! Y yo te puedo ayudar…

— Bueno quizás sí tengo un poco de ojeras y la piel un poco seca o como dirías tú: deshidratada… y ahora que lo noto alguna que otra línea de expresión marcada, y también… ¡Es cierto, tienes razón, es que luzco fatal!

— Todo tiene solución en esta vida.

— ¿Y qué puedo hacer entonces? Me preguntó haciendo derroche de su sensualidad primaria y selvática.

— ¿Dame una noche? Déjame que te muestre un mundo diferente, estás muy tensa y estresada… Te llevaré por el camino que conozco, te daré a probar de mí, y al final encontrarás una mujer renovada y fresca, queriendo más…

— ¿Y cuándo tendrás tiempo para mí y para mi piel?— añadió volteándose, de forma tal que pude sentir la proximidad de sus pechos.

— Si quieres, cuando acabes la entrevista de hoy, te esperaré y te mostraré todo de mí…

— ¿Hoy mismo?

— Los cambios no se piensan: Se Hacen.. Se Prueban… Además aclararé tus dudas, esas que tenías cuando entré a la habitación, y que hicieron que te confundieras y pensaras algo de mí, “nada más lejos de la realidad”… A menos que quieras que aclaremos esa duda ahora…— le dije mientras la tomaba por la cintura y pegándola a mí me acerqué a sus labios…

— ¿Quieres?

— ¡No! ¡Por Dios! Me respondió nerviosa pero cómplice…

— ¿No quieres?

— ¡No ahora! ¡Aquí no! Cuando termine mi trabajo, puedes enseñarme lo que quieras…

— ¡Al terminar entonces… te daré aprobar todos mis secretos!

¡Para continuar.. Demos la bienvenida a nuestra próxima invitada: Entrenadora, Boxeadora Profesional, Artista Marcial Mixta y Ganadora del Título de Peso Pluma de la OMB 2020… ¡HOPE HARDY!

— Hope, ya es hora, te están anunciando — la apresuraba el jefe de escena, que siguió de largo sin detenerse.

Hope se puso frente al espejo encontrándose por primera vez, viendo aquélla chica fuerte decidida y exitosa que había sido siempre, sólo que ahora era mucho más, su delicado rostro radiante la alejó del mundo…

— ¡Espera! —me gritó, al ver que me alejaba..

— ¿Me esperaras?

— ¡Te esperaré, no lo dudes!

— ¿Cómo te llamas? ¿No sé tu nombre?

— Yo te encontrare a ti, pero si me buscas.. pregunta por Dorian.

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Miss Sibyl

Miss Sibyl: Escritora y Novelista en Los Secretos de Dorian. Autora de los cuentos y relatos de Las Crónicas de Dorian: Un Espacio para dejar volar tu Imaginación.